ELEA en Areguá

El ELEA (Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura), realizado en octubre de 2008 en Areguá, Paraguay congregó a estudiantes de arquitectura de América del Sur (Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Perú) que intercambian puntos de vista, miradas hacia la ciudad , métodos de diseño.
Se dictan talleres de todo tipo, desde los sensoriales, pasando por los de cerámica y escultura hasta los más arquitectónicos donde se realizan propuestas urbanas rápidas, en este caso se realizaron para la ciudad de Areguá.

Se reflexiona sobre la ciudad. Por ejemplo, algunos de los temas fueron: el lago Ipacarai , la Iglesia de Areguá, el cerro Koi, entre otros. Cada estudiante aportaba según su perspectiva. El ambiente es totalmente libre, uno decide el taller que desea, si gusta puede quedarse los siete días en uno solo o mudar a otro. Además, se dictan conferencias con ponentes internacionales,, se abren foros de discusión.
La libertad de elegir donde quieres estar, sin imponer reglas estrictas, te da la oportunidad de conocer más de lo esperado y moverte a donde realmente te sientes motivado, esto hace que de alguna manera uno se conozca mejor, se sienta más a gusto y sobre todo entienda por donde van sus verdaderos intereses. Lamentablemente, en la universidad no tenemos este espacio de reflexión, ni estas posibilidades, pues siempre estamos obligados a cumplir con el curso que nos matriculamos, así nos demos cuenta que no cumplía nuestras expectativas cuando lo llevamos. En este sentido el ELEA es un complemento interesante a nuestra formación universitaria. De hecho en varios países es un requisito asistir por lo menos un ELEA para poder graduarse.
También resulta es muy interesante y enriquecedor interactuar con estudiantes de otros países, pues cada uno tiene una mirada muy propia según su cultura, contexto etc. Por ejemplo, un día yo participé en el Taller del Lago donde nos explicaban la problemática del Lago Ipacaraí que en Areguá tiene mucho potencial como espacio público, de hecho la gente lo utiliza así, el problema es que se encuentra contaminado y tiene un proceso de contaminación natural que es difícil afrontar, entonces cada estudiante de cada país comienza a hablar desde su realidad, contexto lo que han vivido, su ciudad etc. Por ejemplo un chileno propuso hacer un tratamiento como el que se realizo en Santiago con el rio Mapocho, y nos explico a detalle en qué consistía, luego un argentino hizo lo mismo y así cada estudiante opinaba. Cuando uno se da cuenta, ya tiene conocimiento de diversas ciudades y su realidad, es realmente enriquecedor.



Al interactuar con ellos, uno es más consciente de su propia realidad y riquezas. Por ejemplo al día siguiente me cambie de Taller, fui a un taller sensorial que se hacía en el cerro Koi, sin embargo el día que yo me matriculé no irían a el cerro Koi, sino a la ceremonia por el cumpleaños de un chaman en un pueblo cercano, aquel día fui sola porque mis amigas peruanas prefirieron quedarse, pues esa noche era la noche cultural de Perú. Me hice amiga de unas chicas uruguayas.
Llegamos a dicha ceremonia y bueno yo la encontré muy parecida a las que se realizan en la selva de Perú, he visto varias ceremonias aborígenes, de hecho uno las encuentra en cada rincón del Perú y de diversos tipos. Sin embargo mis amigas uruguayas y en general los demás extranjeros estaban anonadados, tomando fotos, grabando, diciendo que sus amigos no iban creer que habían estado en un evento de este tipo. Conversando, les conté que casi en todo el Perú hay restos arqueológicos y eventos de este tipo, diversidad de comidas música, etc. Les hable de Cuzco, de Pisco, Nazca etc. Y simplemente estaban muy entusiasmadas en venir y muy sorprendidas de saber que teníamos tanto legado y riqueza. Ese momento realmente me di cuenta de los grandes recursos a nivel cultural que poseemos y porque hay tantos personas en el mundo interesadas en Perú. Igualmente me sorprendió no encontrar un solo centro artesanal en Asunción, aquí es algo que encontramos en diferentes puntos de la ciudad como Miraflores o Pueblo Libre. Otra situación que nos sorprendió fue ver que casi no había ambulantes a las puertas del ELEA, ¡éramos 2000 estudiantes!, un gran mercado para ofrecer diversos servicios. En Perú, lo normal hubiera sido encontrar infinidad de ellos y en Areguá había cinco si acaso.

Para la noche cultural peruana hubo gran expectativa, a pesar que éramos pocos y por ello no pudimos decorar todo el ambiente que teníamos como si lo hicieron los demás países, se hizo una ronda de gente sentada esperando a que comience, cosa que no sucedió en otras noches culturales. Abrimos la noche cultural con un baile de marinera y poco a poco comenzó a venir más gente, luego siguió un baile de la selva, zamacueca, la diablada, etc. En total presentamos como cinco bailes distintos de todo el Perú, y fue muy bonito porque la gente se contagiaba de los ritmos y se ponía a bailar, de hecho todo comenzó con unos chicos muy alegres que entraron a participar de la diablada, les llamo la atención el vestuario, y de ahí todo el mundo se contagio y querían que les enseñemos a bailar, ojo que las personas estaban sobrias, solo fue por la música y el ritmo que estaban tan alegres y emocionadas. Fue increíble, de hecho se tuvo que repetir la marinera y para el carnaval arequipeño todos los participantes de diversos países estaban de las manos en cadena, pidiéndonos que les enseñemos y disfrutando. Cabe resaltar que solo éramos 60 peruanos, el mínimo numero de otros países era 300.Y de hecho fue considerada como una de las mejores noches culturales, lo cual nos lleno de alegría y nos hizo valorar más la diversa cultural del país. Todos nos preguntaban cuando seria el ELEA en Cusco.

Son estos momentos, estos pequeños detalles, donde uno realmente se da cuenta de las riquezas de Perú y de las potencialidades que tiene. Sentí que paradójicamente lejos del país y de su gente comenzaba a conocer más y valorar mucho más la realidad en que vivo. Pues las situaciones y acontecimientos que para nosotros pueden resultar tan cotidianos, vienen a ser muy propios, particulares y además muy apreciados por otros que no las tienen, dado que es sumamente difícil encontrarlos así de fácil, como en Perú, en otro lugar.

A estas pequeñas particularidades, un arquitecto debe ser muy sensible y muy atento, pues así se amplía la mente y se obtienen muchos más criterios y recursos al momento de proyectar en la ciudad, dado que se es más consciente de sus características. Es entonces cuando se las valora como corresponde, se les da el lugar que realmente merecen y finalmente el proyecto llega a ser verdaderamente enriquecedor para la ciudad y sus habitantes.
Marlit Martins

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