El tiempo de la ilusión: entrevista a Elias Torres II


¿Hay alguna persona que ud. admire?
Mi familia. Mi abuelo. Mi padre. Me daba la sensación de que las cosas no tenían que explicarse. Uno veía a la gente actuar y sabía con claridad de lo que se trataba. Te enseñaban el respeto al trabajo, a los demás.
Admiro en general la gente que te aguanta. Que es leal. Contar con alguien que te diga que te has equivocado y con la libertad que tú puedas también decir lo mismo.
Hay una cierta hipocresía entre profesionales?
Hay que tener una cierta confianza. En el sentido de la confianza que pasa por la gente que es capaz de dudar más. Cuánto más dudas más sabes que puedes contar con la gente que también duda, con la gente que te puede ayudar y compartir el camino de la duda, y es que sin la duda no se puede avanzar.

¿Cómo siente Ud. que su trabajo contribuye al mundo?
Es una profesión difícil de evitar que esto pase. Algo influye en el comportamiento. Si es en beneficio de los demás se nota. Si es un bluf, innecesario, probablemente también se nota.
Es difícil hacer casas en las que no termines amigo de las familias. Hacer una casa es muy complicado. Requiere muchas relaciones personales. Casi una terapia. Pero es muy agradable que uno pueda llegar hasta el final. Es la construcción de un mundo personal para alguien.
Gente que tiene ideas preconcebidas. Tú les vas a ofrecer algo que no sabes lo que es ni ellos tampoco lo saben. La sorpresa es común y es mejor. Habrán salido de una aventura con respuestas que ellos tampoco esperaban.
Lo que hagas se ve. Bueno o malo. Es el riesgo. Mal va quien no haya aprendido de la crítica para saber las cosas que hace bien o mal.
En las escuelas de arquitectura se puede aprender el oficio, no se aprende a ser artista, a tener habilidades. Las escuelas de arquitectura tienen que enseñar a desarrollar estas cualidades. No se puede enseñar a ser un artista a nadie. Ni hace falta.

¿Cree en la arquitectura como un bien social?
La arquitectura no deja de ser un servicio. Siempre que no construya lo contrario.

La madurez del arquitecto llega a los 50 años, a esta edad producen sus mejores obras…

Yo todavía no sé que hacer y ya pasé los 65. Intervienen tantos factores. No es hacer una reja de alambre. No es tejer una bufanda, en la arquitectura interviene el dinero, el territorio, la historia, la sabiduría, la política, las ordenanza, las referencias, la tecnología, la construcción. Todas a la vez, no existen las reglas exactas par poder hacer arquitectura. Depende de las circunstancias en que esta se produzca, pero hay momentos en que necesitas moverte con mayor libertad. Que no quiere decir que cuanto mayor libertad más aciertas, es por el contrario, cuánto más restricciones tú aciertas más. La realidad es mucho más estricta, más dura. Primero porque somos gente con un perfil definido, tenemos en nuestras manos una gran responsabilidad. Aunque cada vez es menor la responsabilidad personal.

Estamos en una etapa de reconstrucción social en el Perú, después de 20 años de violencia…

En España estamos pasando por un periodo de reflexión de la guerra civil ocurrida del 36 al 39. Las cicatrices siguen en proceso. Vivimos 40 años de la dictadura de Franco. La memoria no puede perderse. Una cosa es la revancha otra la memoria. Es más importante la realidad evidente de una situación social de desequilibrio económico y pobreza.
La gran lucha de la juventud es intervenir para resolver el gran problema social.

El Perú es muy diverso, hay múltiples culturas e identidades, entonces,
¿Qué rol le compete al arquitecto en la recuperación después de un trauma tan severo y cuál es la relación entre la realidad de la obra del presente con la memoria?

No se puede olvidar lo que uno ve. Tiene que actuar en consecuencia y en conciencia sobre esto. Uno puede hacer un edificio para un banco, sin dejar de estar consciente de su realidad. Si no terminaría no siendo nada. Uno puede dedicarse a Arquitectos sin fronteras. Cualquier labor es respetable, también es respetable trabajar con la conciencia de lo que sucede sabiendo lo que significa lo escaso y lo que significa la abundancia. Y saber tomar el partido, cuando hablaba de actitud, a esto me refiero como importante, saber de dónde es, si uno no sabe dónde está, a qué pertenece y qué quiere defender difícilmente sabrá trabajar. Perder la conciencia social y de quién tiene menos, te deja sin horizonte. Sois unos privilegiados y tendrían que aprovecharlo.

¿Cómo plasmar esta memoria, algo tan abstracto volverlo concreto como arquitectura (Museo)?
La arquitectura es la consumación de tantos argumentos en una cosa muy concreta efectivamente, están hechas de memoria, conocimiento, actitud crítica, actitud moral, de una relación social, del respeto.
La arquitectura no es más que una consecuencia de muchos elementos que se plasman en forma trasparente para representarlo.

¿Cuáles son sus impresiones sobre la enseñanza de arquitectura en la PUCP luego de ver las tesis? y ¿cómo cree que debe enfocársela?
No pienso que sea muy distinta su facultad de las escuelas de arquitectura de otros países.
Lo mejor es estar atentos a lo que ocurre en el mundo de la arquitectura que se proyecta y construye.
Entender el país en el que uno vive y trabaja, su sociedad, su economía y su cultura para poder transformarlo y mejorarlo.

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