Extraido de http://blogs.elcomercio.pe/elclubdeloinsolito/2012/02/arquitectura-del-manana-la-tor.html#comments
Graft Tower from
LibLab on
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Un trío de jóvenes arquitectos estadounidenses diseñó el que podría ser el edificio del futuro: una estructura autosostenible que aprovecha la luz solar y el agua de la lluvia para funcionar, y que crece como las plantas que la envuelven. La evolución tecnológica parece llevarnos de vuelta a vivir entre los árboles. El caso más evidente es un edificio diseñado a manera de una enorme enredadera o uno de esos troncos formados por varias ramas enrolladas entre sí, típicos de los bosques tropicales. Se llama La Torre del Injerto (The Graft Tower) y no sólo plantea un nuevo concepto para construir las viviendas del futuro, sino que propone un cambio radical en la idea de lo que debe ser la vida en las ciudades. El proyecto es un complejo arquitectónico con diversas funciones: incluye un hotel ecológico, una zona comercial y casas esféricas que pueden agregarse por separado, como esos juguetes de ladrillos para armar. El prototipo estaría ubicado en la intersección de dos transitadas avenidas de San Juan, la capital de Puerto Rico. Los arquitectos Diego Taccioli, Tyler Wallace y Sizhe Chen, del innovador estudio LibLab Architecture, escogieron el lugar como una muestra de las posibilidades transformadoras del proyecto: servirá tanto para el bienestar y placer de sus habitantes como para producir un impacto ambiental favorable en su entorno inmediato.
“La construcción del edificio no tiene precedentes ni en sus materiales ni en los métodos de construcción”, refiere Tyler Wallace. La estructura central es una especie de esqueleto rodeado de lianas de fibra de carbón y acero. Un sistema de columnas se eleva en espiral, como eje de los niveles superiores, hasta alcanzar 36 pisos. La construcción toma forma a medida que se agregan sucesivos armazones de fibra, con la ayuda de grúas, como bloques de un juguete colosal. En esas secciones, que tienen el aspecto de canastas hechas de plantas enredaderas, se ubicarían una especie de cabinas ovaladas, que en realidad son unidades para vivienda y también para granjas aéreas, parte esencial de lo que está concebido como un proyecto autosostenible. La Torre del Injerto vive. O casi. El complejo está diseñado para aprovechar la luz del sol y el agua de la lluvia. Un sistema de ramas de fibra de carbón en la fachada le permite captar la humedad, que se acumula en la parte inferior de las unidades de vivienda. Una parte del agua así recogida será destinada a los servicios básicos de los habitantes, y otra parte servirá para alimentar los cultivos hidropónicos que estarían dispersos a lo largo de la estructura. Se supone que, llegado el momento, los habitantes, huéspedes del hotel e incluso los visitantes ocasionales disfruten de las cosechas de diversos frutos que se recojan en los distintos niveles. “Los residentes tendrán el compromiso de mantener los cultivos agrícolas del edificio”, refiere Tyler Wallace. Incluso la transpiración de las plantas será captada del aire húmedo y ayudará a repetir el ciclo natural. También habrá plantas que rodearán el edificio y darán vida a un nuevo ecosistema vertical. Este es otro de los detalles innovadores del diseño: los creadores esperan que la vegetación crezca en la dirección que le permita obtener agua y luz solar necesaria para alimentarse, lo cual tendrá necesariamente un impacto en la apariencia del complejo. El mismo criterio explica la forma misma de la torre, debido a que los armazones que sirven como piezas serán diseñados y fabricados de manera individual. La torre se irá adaptando y organizando a medida que avance la construcción.
Beneficios colaterales
La Torre del Injerto está concebida como un edificio capaz de proveer de agua, comida y energía al entorno en que se encuentra. El beneficio más evidente está en función del llamado Cañón Martín Peña, un canal de agua que conecta una laguna con la bahía de la capital portorriqueña. Durante años, la zona ha estado afectada por la contaminación producto de un crecimiento urbano desordenado, como ocurre en muchas ciudades de América Latina. El sistema sostenible de la torre podría aprovechar el agua contaminada de la zona para purificarla a través de las plantas que lo circundan y derivar el agua filtrada, en principio, a unos humedales construidos en la base de todo el complejo. Según los autores de este diseño, si los resultados son óptimos, como se espera, es posible que hasta se pueda devolver agua purificada al propio canal, en un virtual proceso de biorremediación.
Otro de los beneficios adicionales de un proyecto como este es que toda la estructura, rodeada de vegetación real, ayudaría a eliminar el dióxido de carbono de ese sector de la ciudad. “La estructura principal y la estructura de las unidades habitables tendrían una huella de carbono negativa”, refieren los autores en el documento de sustento del diseño. Por si fuera poco, el proceso de fotosíntesis artificial generado en esa red vegetal permitirá producir etanol, que será distribuido a todo el edificio para satisfacer parte de la demanda de energía. El combustible, faltaba más, circulará al interior de esas mallas de fibra de carbón que parecen lianas silvestres. Si durante décadas la calidad de las construcciones radicó en la manera en que nuevos materiales hacían realidad el sueño de los arquitectos, la Torre del Injerto se suma a una corriente mundial que valora la eficiencia y la reducción de los desperdicios. El futuro habitante no será un consumidor de servicios, sino el protagonista de una nueva forma de vida. “En este ecosistema sostenible, la comida crece las 24 horas del día durante los 365 días del año, el agua es reciclada, se provee de empleo a los habitantes locales, se reduce el uso de combustibles fósiles y no hay escorrentía agrícola”, dice la presentación de los autores. Quizá esta terna de arquitectos haya resuelto uno de los grandes dilemas de esta era: que la supervivencia no tiene que ser ajena a la comodidad.
Un video sobre el trabajo de LibLab Architecture
LibLab intro from
LibLab on
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