Museo de Paleontología. Costa Verde, Lima - Proyecto de Fin de Carrera

Martín Montañez






Contexto

Si se presta atención a las caras de los farallones de la Costa Verde es posible apreciar una serie de líneas y texturas producto de los estratos y sedimentos que se han ido acumulando a lo largo de millones de años. Por ello, la masa del acantilado es un elemento que permite medir el tiempo. Así pues, se puede hacer un recorrido vertical por las diferentes eras geológicas comenzando en la parte baja, en donde se encuentran depositados los sedimentos más antiguos, y terminar en la parte alta de la ciudad, la cual representa el presente.

Programa

Partiendo con esta observación, se decidió llevar a cabo una investigación que permita relacionar esta particularidad del acantilado con un hecho o situación afín a las ciencias geológicas. Como resultado, se concluyó que la paleontología, ciencia que estudia los seres vivos que habitaron nuestro planeta en eras pasadas, ofrecía los elementos necesarios para vincular el estudio del pasado con los acantilados de la Costa Verde al enfatizar las épocas extintas en su composición morfológica.

La siguiente etapa de la investigación se centró en conocer la situación de la paleontología en el país. Se descubrió que el Perú posee una de las mayores diversidades de fósiles en América en tanto es posible encontrar una amplia variedad de especies extintas desde Piura hasta Puno.

A partir de esto, se decidió proponer la creación de un museo que pueda acoger las piezas más valiosas en un espacio que permita comprender en perspectiva histórica la evolución de las especies extintas, con la verticalidad de los acantilados de la Costa Verde como herramienta de medición temporal.

Lugar


La elección del lugar se realiza a partir una serie de premisas. La más importante es ubicar el museo en una de las bajadas de la Costa verde sin irrumpir en el acantilado pues ello significaría no solo la transformación del lugar sino también un atentado para la composición de los farallones que han sido labrados por la naturaleza durante miles de años. No obstante, todas las bajadas han sido transformadas durante la implementación de la pista de la Costa Verde, por lo que resultan lugares ideales para intervenir ya que no se atenta contra una morfología natural sino contra andenes construidos en la década de 1960. Por otra parte, la presencia de la pista en la Costa Verde facilita la accesibilidad al lugar sin tener que afectar las calles de las zonas residenciales, la misma bajada funcionaría eficientemente como llegada al museo, pues al tener una sección importante, no resultaría un problema el manejo de flujos. Finalmente, la ubicación del museo generaría un recorrido prolongado desde la ciudad que disociaría el local de la trama urbana, con lo cual aquel sería percibido como un lugar y no como un edificio más.

Se concluyó que la Quebrada de Armendáriz es el lugar ideal para la ubicación del museo. Así pues, las principales características de la Bajada de Armendáriz son su excelente accesibilidad, tiene nodos y paraderos importantes a poca distancia, la ausencia de programas consolidados en ella como el resto de las bajadas, lo cual genera desde el inicio de su descenso un aislamiento de la ciudad más prolongado, y una topografía amigable puesto que posee laderas menos verticales y superficie suficiente para acoger un edificio.

Estrategia

Una vez establecidos estos parámetros se propone un método constructivo que vaya acorde con las particularidades del terreno y que, a su vez, posibilite descender en él generando cavidades en las cuales se puedan exponer las piezas. Con ello se produciría un contexto en el cual las piezas estarían expuestas en espacios acordes con su tiempo. Así mismo se toma en cuenta que si bien el acantilado posee buena resistencia a cargas portantes, éste igualmente ejercerá cargas laterales sobre el edificio. De la misma manera, se considera que la composición del acantilado hace que el desprendimiento de tierra y piedras sea frecuente, sobre todo en casos de sismos o vibraciones. Para ello se plantean el uso de unidades cilíndricas que permitan absorber los esfuerzos laterales de compresión, generando en determinada posición espacios de recorrido entre ellos. A su vez, al ser elementos verticales, éstas permiten trazar diversas profundidades de acuerdo a lo que se expondrá en su interior generando niveles de aislamiento y escalas que permitan diferenciar períodos geológicos. Cada cilindro acoge un ecosistema extinto y, en su interior, una circulación vertical que lleva de la parte más profunda a la más superior o viceversa.

Diseño


Con los elementos del edificio definidos, se inició el diseño de este. Para ello se decidió ubicar los cilindros de manera tal que narren la relación de ecosistemas y antigüedad en que se encuentran unas piezas respecto a otras. Para poder generar un recorrido entre los cilindros se propone alterar la sección de algunos, convirtiéndolos en cóncavos y convexos, con lo cual se podría generar pases entre ellos y así acceder a espacios de transición entre las salas. A ellos se suman cilindros patio como lugares de descanso y exposición al aire libre dentro del recorrido.


Una vez establecidos los cilindros en el terreno, se tiene una contención de la parte alta de la ladera.  A partir de ello se plantea ubicar en la parte baja un bloque de servicios que aloje el hall de ingreso, un área de exhibición temporal para exposiciones itinerantes, servicios para los visitantes, laboratorios, depósitos para la colección y una zona de abastecimiento que se comunique con la vía de la quebrada. Con ello se propone una dualidad entre el bloque de salas que funciona como contención y el bloque de servicios, que al no tener que soportar esfuerzos laterales, se compone con áreas ortogonales que permiten una mejor funcionalidad para acoger espacios servidores.


Edificio



Todos los caminos de la Quebrada de Armendáriz llevan a uno solo que desemboca en un corredor, compuesto por un muro y un tajo abierto, que a su vez conducen a una plaza ubicada encima del bloque de servicios del edificio. Esta plaza posee una serie de tubos enterrados que permiten al usuario ver hacia abajo las piezas alojadas en la sala de exposiciones temporales, lo cual funciona también como un atrio y conforma un espacio público para el lugar. Para acceder al  museo se puede descender por medio de escaleras o un elevador que va mostrando los estratos durante el recorrido con la finalidad de familiarizar al visitante con lo que va a  encontrar en el museo.


Desde el hall se accede al corredor de distribución, en el cual se elige que sala visitar para empezar el ascenso y descenso por los cilindros. Si bien los patios son lugares de descanso y exposición de piezas al aire libre, su función principal es acoger a los grupos guiados antes de ingresar a la siguiente sala y, de esta forma, mantener un orden entre los diversos grupos de visitantes. Las piezas expuestas se ubican en los muros de cada cilindro  de manera cronológica, mientras que la infografía se ubica en una barra que se encuentra a lo largo de toda la espiral y que funciona a su vez como una gran línea de tiempo recorrible.  



Reúso


Ricardo Bofill demostró la versatilidad de los cilindros hace más de 30 años, cuando en Barcelona reutilizó unos silos que almacenaban cemento para ubicar sus oficinas en ellos. Con esto se demuestra que es completamente factible hacerlo. Lo que el edificio plantea es generar algo inverso, el cilindro que funciona como edificio tal vez pueda funcionar como un silo en un futuro lejano. Las posibilidades son muchas como la de, por ejemplo, ser utilizados como tanques de agua de una planta desalinizadora cuando dentro de 200 años el planeta se quede sin agua dulce, sin que esto tenga que afectar una transformación importante de la volumetría y el paisaje de la Costa Verde.

2 comentarios:

Clara Rojas dijo...

El conocimiento de estos proyectos nos conduce hacia la admiración!

Anónimo dijo...

este proyecto se llevara acabo?

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